Cada diciembre, mientras se acerca el verano y las fiestas, en Argentina ocurre un fenómeno muy particular: comienza la temporada fuerte de la cereza, una de las frutas más especiales, delicadas y emblemáticas del país. 📅🍒
Argentina es uno de los principales productores de cereza del hemisferio sur, con epicentro en provincias como Chubut, Río Negro, Neuquén y Mendoza, desde donde se abastece no solo al mercado interno sino también a destinos internacionales de altísima exigencia —como China, Estados Unidos y la Unión Europea—.
En diciembre, las cerezas se transforman en un clásico infaltable en mesas familiares, regalos y bandejas navideñas.
Su color intenso, su sabor dulce y su corta ventana de producción la convierten en un producto premium muy esperado por consumidores y mercados.
Diciembre es también el mes donde se produce el mayor volumen de cosecha y empaque. Las plantas de empaque trabajan al máximo para asegurar calidad, refrigeración y logística aérea o marítima, ya que la cereza es una de las frutas más sensibles a los tiempos de traslado.
Las cerezas requieren:
Climas fríos en invierno para romper la dormancia
Primaveras secas para cuidar la floración
Mucha mano de obra para cosechar fruta por fruta
Una logística rápida y eficiente
Por eso, cada caja que llega a las góndolas es el resultado de meses de trabajo coordinado entre productores, cuadrillas, plantas, transportistas y exportadores.
Para regiones patagónicas, diciembre significa actividad plena: generación de empleo, movimiento económico y una gran oportunidad exportadora.
La cereza se vuelve un embajador argentino que viaja a todo el mundo mostrando la calidad del sector frutihortícola.